Los tipos de impermeabilización que se pueden aplicar dependen de su ubicación. Es decir que dependen del área objetivo que se requiere impermeabilizar. En edificaciones tenemos basicamente impermeabilización de cubiertas y fachadas.
Impermeabilización de cubiertas
La impermeabilización es un proceso esencial para garantizar la durabilidad y estabilidad de cualquier estructura, ya que protege contra el agua y los daños que puede causar. Existen varios tipos de impermeabilización, cada uno con características y ventajas únicas.
Membranas asfálticas: son una opción común para impermeabilizar techos y terrazas. Se aplican sobre la superficie y se sellan para evitar la infiltración del agua. Son resistentes a la intemperie y duraderas.
Sistemas de sellado de masilla o poliuretanos: también son populares para impermeabilizar fisuras, juntas en techos y terrazas. Se aplican sobre la superficie y se sellan para evitar la infiltración del agua. Son fáciles de aplicar y tienen una buena resistencia al agua.
Sistemas de drenaje: se colocan en las áreas bajas de la estructura para drenar el agua lejos de la superficie. A menudo se utilizan en conjunto con otros métodos de impermeabilización.
Sistemas de pintura impermeabilizante: se aplican sobre la superficie para sellarla y evitar la infiltración del agua. Son fáciles de aplicar y tienen una buena resistencia al agua.
Cada tipo de impermeabilización tiene sus propias características y ventajas, por lo que es importante seleccionar el adecuado para cada estructura. Es recomendable realizar una inspección previa para determinar el estado actual de la estructura y escoger el método más adecuado para su impermeabilización.
Impermeabilización de fachadas
Los hidrófugos son una excelente opción para impermeabilizar fachadas de edificios y protegerlas contra el agua y la humedad. Estos productos son soluciones líquidas que se aplican directamente sobre la superficie de la fachada, creando una capa protectora que repele el agua.
Los hidrófugos son ideales para fachadas de piedra, ladrillo, mampostería, etc. Una vez aplicado, el hidrófugo penetra en los poros de la fachada, formando una capa protectora invisible que repele el agua y la humedad, evitando la aparición de manchas, hongos, moho y otros problemas relacionados con la humedad.
Además de su capacidad impermeabilizante, los hidrófugos también tienen propiedades hidrofóbicas, lo que significa que repelen el agua y la humedad, reduciendo la absorción de agua y mejorando la resistencia al desgaste y la durabilidad de la fachada.
Los hidrófugos son resistentes al sol y a la lluvia, lo que significa que no se desvanecen ni se desgastan con el tiempo. Esto significa que una vez aplicado, el hidrófugo proporciona protección duradera contra el agua y la humedad, prolongando la vida útil de la fachada.
En resumen, los hidrófugos son una excelente opción para impermeabilizar fachadas de edificios y protegerlas contra el agua y la humedad. La aplicación de estos productos debe hacerse por personal capacitado para lograr eficacia y proporcionar una protección duradera. Si está buscando proteger su fachada contra el agua y la humedad, los hidrófugos son una excelente opción.